martes, 3 de marzo de 2009

Publicidad viral

Hace unos días que, en televisión, justo a la hora de comer o bien en la sobremesa, venimos presenciando algo realemente desagradable. Ya hace un tiempo que algunos dejamos de ver las noticias a esa hora por no aguantar las imágenes de muertos. Todos sabemos que las guerras, el hambre, y un sinfín de males más azotan al mundo, sin embargo, no creo que sea necesario ver todo tan explicítamente como nos lo hacen ver. Hace algunos años, ver la televisión a la hora de comer, enterarte de las noticias, no suponía ver un desfile de cuerpos mutilados o ensangretados en medio de una guerra y, si en algún momento decidían emitir alguna imagen avisaban de que podía herir la sensibilidad.

No obstante, no es ese el tema que nos ocupa, pues alguno puede decir que esas imágenes sirven para ayudar a concienciarnos sobre los problemas del mundo que nos rodea, para remover conciencias. De lo que hablamos es de algo mucho más banal, tanto que hacer que lo presenciemos parece un sinsentido y más, a la hora en la que lo emiten: un anuncio de publicidad.

Para quien no le apetezca ver algo que revuelve el estómago, resumimos en dos palabras: hombre vomitando. Algunos dirán que no es para tanto, que un hombre vomitando no molesta tanto como ver cuerpos diseminados sobre un llano de Irak o ver las imágenes del último atentado, por supuesto, en eso llevan razón, no es tan desagradable; solo que, uno nos conciencia sobre lo cruel que es el mundo y lo mal que están las cosas más allá de nuestras cuatro paredes, y el otro, solamente se encarga de llamarnos la atención en búsqueda de publicidad, lo que se llama publicidad viral.

Hoy en día, es bastante normal que lo utilicen las compañías pues es, posiblemente, la forma más barata de hacer publicidad y la que más clientes capta utilizando las herramientas disponibles en la actualidad, sobre todo internet: mediante blogs y redes sociales. Lo que parece más inadecuado es la forma en la que lo han hecho y lo desagradable que resulta para alguien que está comiendo ver a otro vomitando.

Sin embargo, y lo que más sorprende, es que en una sociedad que protesta por nimiedades como puede ser un bus ateo, que no hace daño a nadie o porque alguien diga una palabra que no debe en un momento dado, nadie mueva un dedo por retirar una campaña de publicidad que "nos tenemos que tragar" por más desagradable que nos resulte porque, a veces, ni te da tiempo a apartar la vista, y ya, no hablaremos del que todos sigamos en nuestras casas con lo que nos está pasando a nivel nacional y los diversos atropellos que estamos sufriendo, pues eso, lo dejaremos para más adelante.

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